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Derechos humanos / MOSCA, Juan José
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Código de barras Signatura Tipo de medio Ubicación Sección Estado E5813 323.4 MOSd Libro Estudiantil Colección general Disponible Refugiados / SERVICIO JESUITA A REFUGIADOS
Título : Refugiados Otro título : La guerra cambiónuestra vida, no nuestro espíritu Tipo de documento: texto impreso Autores: SERVICIO JESUITA A REFUGIADOS Editorial: Madrid : Libroslibres Fecha de publicación: 2002 Colección: Solidaridad Número de páginas: 176 p Il.: il, fotos ISBN/ISSN/DL: 978-84-932315-0-7 Idioma : Español (spa) Clasificación: DERECHOS HUMANOS
GUERRAS CIVILES Y REFUGIADOS
MUJERES
REFUGIADOS POLITICOSResumen: En trances difíciles, las mujeres suelen ser superiores a los hombres. No se debe generalizar, pero la vida diaria se muestra poco favorable al varón. Aun en tiempos como éstos, con tantas urgencias en Israel y Palestina, conviene no perder esta sobrevista antropológica, menos volátil que la actualidad. Leemos «Refugiadas» (Libros Libres - Servicio Jesuita a Refugiados-JRS, Madrid, 2002) una obra en la que 50 mujeres de Ruanda, Congo, Sudán, Camboya... pero también de Bosnia, Chechenia, Colombia relatan con sobriedad los años vividos de campo en campo, maltratadas, humilladas. Hay 50 millones de refugiados en el mundo, el 80 por ciento mujeres y niños. De cada 120 habitantes del planeta, uno ha tenido que huir de su medio habitual, perseguido por su origen étnico, ideas políticas, creencias religiosas, además de la guerra o la violencia. ¿Por qué hablar de esto? Por su propio alcance, hipócritamente ocultado a veces. Además, porque las causas justas necesitan una voz. Si a esos 40 millones de mujeres y niños se les da voz propia, sabrán salir adelante.
Las mujeres no son sólo víctimas de la guerra: en muchos casos se convierten en objetivos sólo por ser mujeres. Cuando las crisis comienzan y el riesgo crece las mujeres sacan fuerzas de flaqueza: un resorte las arma contra la tristeza, hacen frente al destino con mayor determinación, mayor sensatez también. El hombre es más vehemente, mide peor. En trances decisivos la mujer obtiene comida, agua, leña... Las mujeres son menos míticas y fabuladoras, más pegadas al terreno, más fiables a la hora de cumplir sus compromisos. La organización JRS comprobó en Suráfrica cómo las refugiadas devolvían el 75 por ciento de los microcréditos recibidos (para comprar un frigorífico o una vieja furgoneta) mientras que los refugiados apenas restituían el 5 por ciento.
Las Naciones Unidas tratan de defenderlos: todavía más, las ONG (Human Rights Watch, Jesuit Refugee Service, Médecins sans Frontières) son intermediarios indispensables. Pero hay que dejar que los refugiados hablen en directo ante quienes elaboran planes de paz en sus propios países. Millones de ellos viven hoy entre dos fuegos, caso flagrante de los palestinos: no pueden volver a su tierra y encuentran dificultades crecientes en los países de acogida. Imagen de los policías paquistaníes en la frontera, tirando piedras a refugiados afganos. Los europeos no tiran piedras, levantan barreras jurídicas. Atención, no hablamos aquí de inmigrantes sino de refugiados. La Convención de Ginebra de 1951 sólo contempla razones de persecución individual e ignora a quienes han tenido que huir de violencias generalizadas. Para una población como la europea, de más de 400 millones de habitantes ¿no sería una inyección de energía la recepción temporal de algunos de estos excelentes trabajadores?
La tiranía, la guerra y la huida, seguimos leyendo, no son hechos liberadores. Pero en el exilio, muchas mujeres son capaces de conservar la cultura y la memoria histórica. Los hombres guerrean, son hechos prisioneros, mueren. Otros caen en la desesperación o el alcohol. Parece irónico, pero en la brutalidad del desplazamiento surgen oportunidades: la mujer se encuentra en el centro del escenario para reconstruir la sociedad y fabricar la paz. En esos 50 millones de mujeres y hombres, el daño permanecerá, mezclado con otros sentimientos -ojalá la capacidad de disfrutar del mundo, la alegría de vivir- hasta el final. No vamos a dedicarnos a estas alturas, a tocar las fibras sensibles del lector. ¡Las fibras sensibles! ¿Habrá alguien tan encanallado como para caer en esas simas? Entre 43 suicidas anotados desde el 11-S, sólo dos muchachas palestinas.Link: ./index.php?lvl=notice_display&id=14917 Refugiados = La guerra cambiónuestra vida, no nuestro espíritu [texto impreso] / SERVICIO JESUITA A REFUGIADOS . - Madrid : Libroslibres, 2002 . - 176 p : il, fotos. - (Solidaridad) .
ISBN : 978-84-932315-0-7
Idioma : Español (spa)
Clasificación: DERECHOS HUMANOS
GUERRAS CIVILES Y REFUGIADOS
MUJERES
REFUGIADOS POLITICOSResumen: En trances difíciles, las mujeres suelen ser superiores a los hombres. No se debe generalizar, pero la vida diaria se muestra poco favorable al varón. Aun en tiempos como éstos, con tantas urgencias en Israel y Palestina, conviene no perder esta sobrevista antropológica, menos volátil que la actualidad. Leemos «Refugiadas» (Libros Libres - Servicio Jesuita a Refugiados-JRS, Madrid, 2002) una obra en la que 50 mujeres de Ruanda, Congo, Sudán, Camboya... pero también de Bosnia, Chechenia, Colombia relatan con sobriedad los años vividos de campo en campo, maltratadas, humilladas. Hay 50 millones de refugiados en el mundo, el 80 por ciento mujeres y niños. De cada 120 habitantes del planeta, uno ha tenido que huir de su medio habitual, perseguido por su origen étnico, ideas políticas, creencias religiosas, además de la guerra o la violencia. ¿Por qué hablar de esto? Por su propio alcance, hipócritamente ocultado a veces. Además, porque las causas justas necesitan una voz. Si a esos 40 millones de mujeres y niños se les da voz propia, sabrán salir adelante.
Las mujeres no son sólo víctimas de la guerra: en muchos casos se convierten en objetivos sólo por ser mujeres. Cuando las crisis comienzan y el riesgo crece las mujeres sacan fuerzas de flaqueza: un resorte las arma contra la tristeza, hacen frente al destino con mayor determinación, mayor sensatez también. El hombre es más vehemente, mide peor. En trances decisivos la mujer obtiene comida, agua, leña... Las mujeres son menos míticas y fabuladoras, más pegadas al terreno, más fiables a la hora de cumplir sus compromisos. La organización JRS comprobó en Suráfrica cómo las refugiadas devolvían el 75 por ciento de los microcréditos recibidos (para comprar un frigorífico o una vieja furgoneta) mientras que los refugiados apenas restituían el 5 por ciento.
Las Naciones Unidas tratan de defenderlos: todavía más, las ONG (Human Rights Watch, Jesuit Refugee Service, Médecins sans Frontières) son intermediarios indispensables. Pero hay que dejar que los refugiados hablen en directo ante quienes elaboran planes de paz en sus propios países. Millones de ellos viven hoy entre dos fuegos, caso flagrante de los palestinos: no pueden volver a su tierra y encuentran dificultades crecientes en los países de acogida. Imagen de los policías paquistaníes en la frontera, tirando piedras a refugiados afganos. Los europeos no tiran piedras, levantan barreras jurídicas. Atención, no hablamos aquí de inmigrantes sino de refugiados. La Convención de Ginebra de 1951 sólo contempla razones de persecución individual e ignora a quienes han tenido que huir de violencias generalizadas. Para una población como la europea, de más de 400 millones de habitantes ¿no sería una inyección de energía la recepción temporal de algunos de estos excelentes trabajadores?
La tiranía, la guerra y la huida, seguimos leyendo, no son hechos liberadores. Pero en el exilio, muchas mujeres son capaces de conservar la cultura y la memoria histórica. Los hombres guerrean, son hechos prisioneros, mueren. Otros caen en la desesperación o el alcohol. Parece irónico, pero en la brutalidad del desplazamiento surgen oportunidades: la mujer se encuentra en el centro del escenario para reconstruir la sociedad y fabricar la paz. En esos 50 millones de mujeres y hombres, el daño permanecerá, mezclado con otros sentimientos -ojalá la capacidad de disfrutar del mundo, la alegría de vivir- hasta el final. No vamos a dedicarnos a estas alturas, a tocar las fibras sensibles del lector. ¡Las fibras sensibles! ¿Habrá alguien tan encanallado como para caer en esas simas? Entre 43 suicidas anotados desde el 11-S, sólo dos muchachas palestinas.Link: ./index.php?lvl=notice_display&id=14917 Reserva
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