Recomendados de mayo 2015
Este mes recomendamos la nueva novela de Florencia Bonelli y un interesante libro del psicólog Alejandro De Baribieri.
Almanegra, de Florencia Bonelli.
¿PUEDE EL VERDADERO AMOR PERDONAR UNA TRAICIÓN? Emanuela ha abandonado la seguridad de la misión jesuítica en la que se crió entre guaraníes y se ha refugiado en la casa de la familia del padre Ursus, en Buenos Aires. Agobiada por la pena que significa la traición de su único amor, Aitor Ñeenguirú, intenta reconstruir su vida sin saber que en la ciudad la acechan peligros, como el del Santo Oficio de la Inquisición, que la perseguirá por sus dotes de sanadora. Aitor solo vive para volver a ver a Emanuela y pedirle perdón. La esperanza del reencuentro lo ayuda a levantarse cada mañana. Pero los meses pasan y se convierten en años, y Emanuela no aparece. En la segunda entrega de la Trilogía del Perdón, los corazones de los lectores palpitarán junto al de estos dos personajes que una vez creyeron que su amor resistiría todas las pruebas. ¿Finalmente les demostrarán la vida y sus trampas que eso no es verdad?
Educar sin culpa, de Alejandro Dde Barbieri.
«Si evitamos que nuestros hijos se frustren, evitamos que crezcan y que maduren. De nosotros los adultos depende reaccionar sin miedo y sin culpa, con amor, pues frustrar es educar. Así como el dolor, las frustraciones son inevitables si se quiere vivir a plenitud. Lamentablemente, el cansancio y el estrés nos dejan a los padres desgastados emocionalmente y sin fuerzas para limitar las demandas de nuestros hijos. Es imprescindible, entonces, que padres y también docentes identifiquemos las causas de nuestro desgaste para así recuperar el entusiasmo por educar y retomemos nuestro rol. Tras años de una fructífera experiencia como padre, psicólogo y conferencista, Alejandro De Barbieri ha escrito un manual para ayudar a los padres y educadores a perder el miedo y la culpa que sienten al educar. En este se plantean soluciones prácticas y sencillas, con ejercicios y preguntas que se pueden discutir en familia y en el aula, para cambiar de actitud y dar lugar a la frustración sin miedo ni culpa. Porque no podemos exonerar a nuestros hijos del esfuerzo que implica ser felices.»